El Gobierno español, que sólo ha obtenido un puñado más de votantes que en las anteriores elecciones, se cree con el derecho de demoler la vida de más de CUARENTA MILLONES de españoles.
Los empresarios, nombre eufemístico con el que ahora se conocen a los esclavistas de antaño, se frotan las manos de puro goce; sonríen sin parar y sus yates relucientes surcan las costas repletos con sus "queridas" de lujo.
Pero ¡cuidado!, todo tiene un precio. Aunque sabedores de la cobardía innata de la mayoría de los españoles, harían mal en despreciarlos.
Ya sólo falta que los cuarteles rodeen a las principales ciudades españolas para rodear el cerco(el ejército NUNCA ha sido demócrata), tal y como nuestro "insigne" y fallecido dictador dirigió el camino de este desgraciado país nuestro.